El Vaticano ha eliminado cualquier esperanza de margen de maniobra en una de sus antiguas normas sobre la indisolubilidad del matrimonio.
El prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, arzobispo Gerhard Mueller, escribió el martes que los católicos que se divorcian y vuelven a casarse no pueden recibir la comunión a menos que obtengan una anulación, un fallo de la Iglesia de que el primer matrimonio en realidad no existió.
El proceso de anulación suele durar años y con frecuencia es imposible obtener un fallo favorable.
Meses atrás, la diócesis de Friburgo, Alemania, provocó un escándalo al emitir una guía para que los católicos casados en segundas nupcias puedan soslayar la norma. Se prevé que el papa Francisco hablará del asunto en una reunión el año próximo.
El artículo de Mueller en el diario del Vaticano parecía tener la intención de poner fin al debate. "La misericordia de Dios no nos libra de seguir sus mandamientos ni las reglas de la iglesia", escribió en L'Osservatore Romano.
Mueller citó varios documentos de papas previos y de su propia oficina al rechazar argumentos de que la misericordia debería prevalecer sobre las reglas de la iglesia o que las personas deberían seguir sus propias conciencias para decidir si sus matrimonios eran o no válidos.
"No corresponde a los individuos interesados decidir sobre su validez, sino a la iglesia", escribió Mueller.
Francisco ha reconocido la necesidad de lidiar con el asunto y ha dicho que el sistema de tribunales de la iglesia debe ser cambiado.