Ciudad de México, 10 de diciembre .– “Qué coraje me da que sean tan insensibles. Qué coraje me dan que les manden reformas [estructurales] y todavía las quieran aprobar. No tienen los suficiente pantalones para decir: ‘no es momento para aprobar reformas, es el momento para buscar a esos muchachos que son estudiantes normalistas’”.
Así se expresó Mario César González, padre de César Manuel González Hernández, frente a un grupo plural de senadores. Fue una reunión a la que acudieron, ayer por la tarde, familiares y compañeros de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos el 26 de septiembre pasado en Iguala, Guerrero. El ambiente en el Senado de la República fue tenso. Los padres se negaban en un principio a entrar a la Cámara Alta pues, aseguraron, sólo entregarían su petición y se retirarían. Sin embargo se preparó una sala con botellas de agua y galletas para que ofrecieran un mensaje a los legisladores y a los medios de comunicación. El mensaje se dio sin permitir que los senadores respondieran; los familiares les advirtieron que sólo los escucharían si les daban una respuesta al documento. “No queríamos un discurso, queríamos acciones y respuestas y por eso les dejamos la tarea para que vean qué es lo que tienen que hacer”, dijo Felipe de la Cruz, vocero de los padres de los estudiantes secuestrados. Ni un Senador pidió la palabra. Los familiares constantemente pidieron respeto a sus diálogos cuando los senadores hablaban entre ellos. “Más respeto a los compañeros, están hablando. Pónganles atención”, se escuchaba. Los padres continuaron: “Me da un resto de tristeza porque mi México está en manos de personas insensibles, en manos de personas que después de 70 días nos abren las puertas. Ni una llamada. Ni un ¿cómo estás? Me da mucha tristeza que nuestro México esté en esta situación, pero ¿qué tal cuándo nos van a pedir el voto? Nos dan la mano y aunque la tengamos sucia, ahí si somos ciudadanos respetables, pero cuando tenemos un problema que perdemos un hijo, nadie, ninguna dependencia se nos acercó durante dos meses”. Vestido de rojo, con una gorra del mismo color, el padre de César les dijo a los senadores que ya no tienen lágrimas, “sino coraje contra todos ustedes”. “No nos hagan pensar que ustedes sí tienen corazón para cambiar un hijo por una curul. No nos hagan pesar que ustedes por tener un puesto, si dan un miembro de la familia; nosotros no, señores, nosotros lo único que tenemos es nuestra pobreza y nuestros hijos que es lo que más adoramos”, agregó. Los senadores callaban y agachaban la cabeza, hacían anotaciones.