Armando Ortiz / Hace casi un año reportábamos lo siguiente: “De acuerdo con Federico García del periódico Notiver, “la mañana del 24 de abril (2013) Jonathan Peña Yáñez se desplazaba a bordo de una bicicleta, con un grupo de aficionados al deporte que diariamente salen a ejercitarse, cuando ocurrió el accidente. Circulaba sobre el boulevard Ávila Camacho y a la altura de calle 12, en el Fraccionamiento Costa Verde, fue embestido por una camioneta Pick Up que materialmente zigzagueaba, pues el conductor había perdido el control. La Pick Up quedó montada en el camellón del Boulevard Ávila Camacho, los corredores y ciclistas testigos del accidente se apresuraron para auxiliar a su compañero Jonathan Peña Yáñez”.
Desafortunadamente Jonathan murió debido a las lesiones provocadas. Quien conducía la camioneta, de acuerdo a éste y otros medios impresos era Jorge Cotaita Grajales. La Policía Naval y oficiales de tránsito de Boca del Río dieron cuenta de ese hecho. Sin embargo y de acuerdo con la nota de Notiver, “la policía de Tránsito de Boca del Río nunca envió el Parte de Accidente al Ministerio Público, tampoco la PGJE inició una investigación formal en esa ocasión, a pesar de que personal de Millenium reportó a la fiscalía el ingreso del paciente”.
Pues este Jorge Cotaita Grajales, es el mismo que violó a una joven y que nuevamente salió impune gracias a las influencias de su padre Jorge Cotaita Cabrales. En un video que circula ya en las redes sociales se ve a este joven, junto con Diego Cruz y Gerardo Rodríguez, confesando la fechoría cometida en contra de la joven. “¿Por qué lo hicieron?”, les pregunta el que parece ser un policía, y estos le contestan que fue “una mala decisión”, “que estaban mal”.
Vale señalar que la impunidad en estos jóvenes es monstruosa. Sus padres los libran de cualquier tropelía. En 2015 estuvieron involucrados en la muerte de la joven Columba Campillo. En un caso que “resolvió” rápidamente la fiscalía, acusando a otras personas, entre estas a Rosa Ileana Mortera Trolle, los nombres de estos tres jóvenes, junto con el de Enrique Capitaine Marín, sonaron como los posibles asesinos de Columba Campillo; pero los padres, con posibilidades económicas, los sacaron del país esperando a que las cosas se enfriaran.
Hoy nuevamente los nombres de Jorge Cotaita Grajales, Diego Cruz y Gerardo Rodríguez aparecen como los responsables de la violación de una menor de edad. En una carta los padres de la joven exponen el caso ante la impunidad y colusión de las autoridades de la fiscalía de Luis Ángel, el “Fisculín” Bravo, en esta carta dicen: “Mi hija, menor de edad, fue subida a un auto en contra de su voluntad, fue privada de su libertad, fue incomunicada, fue vejada, fue sometida, fue abusada sexualmente y fue violada. En este aberrante suceso participaron 4 individuos mayores de edad: Enrique Capitaine Marín, Jorge Cotaita Cabrales, Diego Cruz Alonso y Gerardo Rodriguez Acosta”.
El padre de la menor se dirige a los padres de los jóvenes quienes se han ocupado de poner a la víctima como si ella fuera la responsable de lo que pasó, incluso los padres de estos delincuentes han tratado de hacer ver a los padres de la menor como unos extorsionadores.
Es necesario que la sociedad presione en este caso a las autoridades para que el crimen de estos pequeños monstruos, hechura de sus padres, no quede impune. El dinero puede comprarles la libertad, ya la han comprado en otras ocasiones; los padres son tan responsables como los hijos por las monstruosidades que les permiten llevar a cabo.
¡Ya basta! El fiscal Luis Ángel Bravo, no puede ser cómplice de esta aberración, no puede ser copartícipe de este crimen, no puede abonar más a la impunidad de la que claramente han gozado estos pequeños monstruos gracias al dinero de sus padres. Es necesario exigir justicia.