Kayla Mueller, la trabajadora humanitaria asesinada por los yihadistas del Estados Islámico de Irak (ISIS), estuvo en la mira de Estados Unidos para ser rescatada, pero el plan falló. Así lo confirmó ayer el presidente Barack Obama.
"Hemos dedicado enormes recursos (para liberar a Mueller) y siempre dedicamos enormes recursos para liberar a rehenes o cautivos en cualquier rincón del mundo", afirmó el presidente estadounidense en una entrevista con la publicación digital Buzzfeed. "Precisamente porque tenemos ese compromiso, yo ordené el despliegue de toda una operación, con un riesgo significativo, para rescatarla no sólo a ella, sino a los otros individuos que habían estado retenidos, y probablemente no lo logramos por un día o dos", agregó.
Estados Unidos reveló en agosto pasado que había lanzado una misión secreta en Siria para lograr la liberación de varios rehenes, entre ellos el periodista estadounidense James Foley, secuestrado en Siria en 2012 y decapitado en 2014, pero la misión no tuvo éxito porque no se acertó en su localización. Según explicó Obama, entre esos rehenes se encontraba también Mueller, de 26 años y cuya muerte fue confirmada ayer por la Casa Blanca.
El mandatario defendió la política del Gobierno de Estados Unidos de no pagar rescates a cambio de la liberación de rehenes estadounidenses en el extranjero, a pesar de que los padres de Mueller estaban recaudando fondos con ese fin.
Obama reconoció que explicar a los padres de cualquier rehén estadounidense que su Gobierno no va a pagar un rescate por ellos "es una de las cosas más duras" que tiene que hacer como presidente, porque los familiares, "comprensiblemente, quieren que sus hijos estén a salvo a toda costa".
"Haremos todo lo que podamos (para liberarlos), excepto proporcionar un incentivo para que secuestren a otros estadounidenses", sostuvo Obama. Y dijo que, a pesar de que otros países puedan decidir pagar rescates a organizaciones como el ISIS, Estados Unidos se mantendrá firme en su política al respecto.
"La razón es que, una vez que empecemos a hacerlo, no sólo estaremos financiando su asesinato de gente inocente y fortaleciendo su organización, sino que estaremos haciendo que los estadounidenses sean objetivos aún mayores en los futuros secuestros", agregó.
El mandatario confesó que se le "rompió el corazón" al enterarse de la muerte de Mueller, a la que describió como "una joven sobresaliente, cuyo gran espíritu pervivirá".
"Cuanto más sabe la gente sobre ella, más aprecian lo que defendía, y el contraste que existe entre eso y la organización bárbara que la mantenía cautiva", indicó el presidente.
Mueller es la cuarta rehén estadounidense asesinada por el ISIS. La Casa Blanca afirmó que tiene constancia de al menos otro ciudadano norteamericano se mantiene secuestrado en Oriente Próximo, aunque no quiso precisar el país o la identidad de sus captores.