CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Ante la posible saturación de hospitales y carencia de servicios médicos debido a la pandemia del coronavirus, las autoridades sanitarias le darán prioridad a los pacientes jóvenes sobre los adultos mayores o sobre quienes padecen enfermedades crónicas, ya que los jóvenes –se argumenta– tienen una “mayor cantidad de vida por completarse”.
Esta determinación se tomó en la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, elaborada por el Consejo de Salubridad General (CSG) y publicada en el Diario Oficial de la Federación el pasado 30 de marzo.
La Guía Bioética se empezará a aplicar solamente en caso de que sea rebasada la capacidad de cuidados críticos con que cuenta el sistema de salud en México, o cuando ya no se pueda enviar a otros servicios de salud a los pacientes graves que requieren terapia intensiva.
El documento determina qué hacer ante el siguiente dilema ético:
“Paciente A de 80 años necesita de un ventilador, paciente B de 20 años necesita de un ventilador. Si paciente A recibe el ventilador ella vivirá 7 años más, si paciente B recibe ventilador ella vivirá 65 años más. Ante dicho problema se tiene que introducir un principio adicional: salvar la mayor cantidad vidas-por-completarse”.
Y recalca el documento:
“Una vida-por-completarse se debe de entender como aquella que aún no ha pasado por los diferentes estados de desarrollo bio-psico-social humanos (infancia, adolescencia, edad adulta, vejez)”.
De esta manera, prosigue, se descartan dos criterios que antes se tomaban en cuenta: darle prioridad al paciente que solicita primero el servicio o al paciente que tiene mayor “necesidad médica”.
Ahora el criterio es el siguiente:
“Los pacientes que tienen mayor probabilidad de sobrevivir con la ayuda de la medicina crítica son priorizados sobre los pacientes que tienen menor probabilidad de sobrevivir”.
Así, quienes padecen enfermedades crónicas son relegados en relación con los pacientes jóvenes que no tienen estos padecimientos, los cuales menguan la calidad y la duración de vida.
En su documento, el CSG advierte que en la asignación de estos “recursos escasos” de medicina crítica no se debe tomar en cuenta la “afiliación política, religión, ser cabeza de familia, valor social percibido, nacionalidad o estatus migratorio, género, raza, preferencia sexual, discapacidad”.
Y precisa:
“Un recurso escaso se ha de entender como aquel que simultáneamente dos o más pacientes necesitan, pero que por su naturaleza indivisible solo un paciente puede hacer uso de él. Los ventiladores mecánicos son un ejemplo paradigmático de un recurso que puede ser escaso”.
El CSG también plantea otro dilema ético que se puede presentar: qué hacer cuando hay dos pacientes que, por sus condiciones, merecen igual atención médica, dándose un “empate”.
En tal caso, la Guía Bioética recomienda que la decisión debe “tomarse al azar”, por ejemplo, “lanzando una moneda” al aire.
Y señala que el llamado “triaje”, que es la selección y clasificación de los pacientes que serán atendidos, debe ser realizado por un “equipo de triaje”, conformado en cada hospital.
Este equipo de triaje, debe estar integrado –dice la guía– por tres miembros: un oficial, un segundo oficial y un administrador.
Y aclara que, aparte de seleccionar a los pacientes que recibirán atención médica y descartar a quienes no la recibirán, los equipos de triaje, sobre todo el oficial, tienen como objetivo “reducir la angustia moral” que recae sobre el personal médico al tratar a los pacientes con covid-19. Esta angustia se “exacerba por el número de pacientes críticos que un médico trata durante una emergencia”.
De ahí que –recomienda– quienes conformen los equipos de triaje en cada hospital no deben estar atendiendo médicamente a los pacientes.
Aclara el documento que, al darles prioridad a los jóvenes, el CSG no discrimina a las personas de la tercera edad. Y expone el siguiente argumento:
“Recurrir al principio de vida-completa no discrimina injustamente a las personas comparativamente más viejas. Ello es así pues la persona que no recibe tratamiento ha gozado de un bien, vivir una vida que incluye más etapas, por más tiempo. Esto quiere decir que la persona de menor edad está en una situación donde perdería mucho más si no accede a los recursos escasos de medicina crítica. Lo que perdería es la posibilidad de obtener el bien de vivir una vida que incluye más etapas”.
De ahí que, señala, “durante la emergencia de salud pública el objetivo principal es salvar la mayor cantidad de vidas, en primer lugar, y la mayor cantidad de vidas-por-completarse, en segundo lugar”.
Por último, la Guía Bioética indica que también debe darse prioridad al personal de salud que está combatiendo la emergencia. “La priorización de dicho personal de salud debe de ser absoluta” ya que, concluye, “tiene un valor instrumental mayor durante la emergencia médica”.