Álamo Temapache, Ver.— Lo que comenzó como una fuga en un ducto de Petróleos Mexicanos (PEMEX) se convirtió en un desastre ecológico que tiñó de negro los arroyos y ríos de la región, dejando graves afectaciones al ecosistema y poniendo en riesgo la salud de cientos de habitantes.
Durante varios días, pobladores de distintas comunidades denunciaron el fuerte olor a combustible, la contaminación del agua y la presencia de fauna muerta o cubierta de crudo. Peces, tortugas y aves aparecieron afectados mientras el derrame se extendía sin una respuesta inmediata por parte de las autoridades ni de la empresa petrolera.
Fue hasta días después que PEMEX reconoció la fuga y anunció haber reparado el ducto, además de iniciar labores de limpieza. No obstante, la paraestatal no ha revelado el volumen del hidrocarburo vertido ni los daños ambientales reales, lo que ha generado molestia y desconfianza entre los habitantes.
Campesinos y ganaderos advierten que la contaminación amenaza sus fuentes de agua y sus medios de vida. Aseguran que, pese a las labores de remediación anunciadas, el olor a combustible persiste y los rastros del derrame son visibles en varios puntos del cauce del Río Pantepec.
Exigencias de la comunidad:
- Publicación de un informe técnico completo sobre el derrame y las zonas afectadas.
- Realización de monitoreos ambientales independientes de agua, suelo y aire.
- Compensación económica y atención médica para los habitantes perjudicados.
- Restauración ecológica integral del área contaminada.
El desastre ecológico en Veracruz pone de manifiesto la falta de protocolos eficaces de prevención y respuesta ante emergencias ambientales. La población exige transparencia, justicia ecológica y responsabilidad total por parte de PEMEX ante un hecho que, aseguran, pudo evitarse con mantenimiento y vigilancia adecuados.



