Conseguir ahorrar puede convertirse en toda una hazaña para la mayoría de los mexicanos que viven con un sueldo que apenas alcanza para hacer frente a sus ritmos de vida, sobre todo en esta época de crisis económica-sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus (COVID-19).
Sin embargo, muchas veces se llega al final del mes con problemas económicos por sobrepasar los gastos necesarios. Por ello, hay que llevar a cabo una estrategia que permita conocer en qué se va el dinero exactamente y de qué gastos se puede prescindir; es decir, un presupuesto.
De acuerdo con un análisis de José Luis Vásquez Costa, coordinador de la Licenciatura en Contaduría y Gestión Empresarial de la Universidad Iberoamericana (IBERO), un presupuesto es un control (documentado) que proporciona una visión anticipada de las situaciones que pueden resultar de una serie de decisiones, permitiendo establecer un plan de acción anticipado para poder hacer frente a las diversas eventualidades que se presenten.
Si bien debe seguirse de una forma disciplinada y evitando al máximo cualquier desviación o variación en lo establecido, Vásquez Costa señala que debe tener la flexibilidad suficiente para permitir afrontar los cambios y eventualidades que pueden surgir en el futuro y ajustar en consecuencia las expectativas planteadas.
Aunque lo anterior se lee un tanto complejo y para uso de empresas, es totalmente ajustable a presupuestos de carácter familiar o personal, ya que debe contener básicamente la proyección de los ingresos (sueldo) y de los egresos (gastos) que en general se esperan, determinando una utilidad (ahorro).
Por ejemplo, por el salario de las personas o persona que trabaja en la familia, el cual corresponde a los ingresos, y si bien no podemos hacer una separación entre costos y gastos, definamos los egresos como las erogaciones que hacemos por los servicios que utilizamos como energía eléctrica, gas, teléfono, internet, gasolina, alimentos, transporte, entre otros.
A partir de ello podemos definir un estado de resultados muy simple:
En este modelo se no incluye impuestos, ya que los ingresos son netos y queda una utilidad neta de 1,250 pesos. No obstante, para el profesor de la IBERO, la cuestión aquí es: ¿Qué hacer con ese excedente al que se está llamando utilidad?
La decisión dependerá de las necesidades de la familia, puede ser un ahorro, puede destinarse a diversión, a un fondo de vacaciones... en fin, a muchas cosas. Pero más importante aún, es que al analizar los gastos quizá podríamos encontrar alguno que pueda disminuirse u optimizarse, generando un excedente adicional que pueda ampliar el beneficio obtenido y por tanto, ampliar el ahorro, fondo o dinero excedente para gastos diversos
Y es que, Vásquez Costa explica que el presupuesto tiene visiones diferentes en su generación y operación; mientras que los presupuestos de las empresas se basan en la proyección de los ingresos para a partir de ellos determinar los niveles de costos y gasto, los presupuestos a nivel gubernamental funcionan a la inversa, el gobierno federal o local asigna un monto para cada dependencia y estas tienen que ajustar sus niveles de costos y gastos a dicha cantidad sin excederla.
Adicional a ello y en cuanto al manejo de los montos en cada periodo, las dependencias de gobierno buscan utilizar la totalidad de los recursos asignados, ya que de otra forma el dinero que no utilicen se disminuirá del monto de operación entregado al siguiente periodo. El monto no utilizado de un presupuesto se conoce como “dinero muerto”.
Los beneficios de usar esta herramienta es amplia y gerenalizada, pues se puede aplicar prácticamente todos los ámbitos; incluso, una de las ligas deportivas más importantes del mundo como lo es la NFL (National Football League): para volverla más competitiva, busca que los equipos que la conforman tengan las misma oportunidades económicas para poder adquirir y pagar jugadores que los refuercen. Por ello, fijan un tope salarial, el cual determina el monto máximo que cada equipo tiene para pagar los salarios de los jugadores cada año.