Todo mundo sabe de la “magia” que tiene Carlos Slim a la hora de hacer negocios. Esa virtud le ha permitido, entre otras cosas, alternar con Bill Gates, el dueño de Microsoft, la posición número uno en la lista de los hombres más ricos del mundo.
Su poder económico le ha permitido enfrentar con éxito uno de los principales poderes fácticos del país, la televisión, especialmente a Televisa que en 2011 se alió con Tv Azteca para condicionar la venta de publicidad a las empresas de grupo Carso, entre ellas Telmex, Telcel, Sanbors y tomar ventaja en la guerra de las telecomunicaciones en el que todos los mencionados, y más, están involucrados.
¿El resultado? Las empresas del grupo Carso están borradas totalmente de las pantallas mexicanas. Ya son casi tres años en los que no se transmite un solo anuncio de las empresas de Slim en los canales del duopolio televisivo, pero aun así sus ventas no han decaído, al contrario.
Hace dos años la guerra de los empresarios más poderosos del país llegó al futbol, cuando Slim decidió adquirir el 30% del grupo Pachuca, propietarios de los clubes de Primera División Tuzos y Panzas Verdes de León.
La compra la hizo cuando el León acababa de ascender y su valor no superaba los 10 millones de dólares. Dos años después el valor de la franquicia se ha multiplicado y, por ende, la inversión de Slim ya vale más, repitiendo la fórmula de comprar barato y vender caro que tanto éxito le ha dado.
Una de las primeras decisiones que tomó como socio del León fue que los derechos de televisión de los Panzas Verdes no se vendieran a Televisa o Tv Azteca. Así, inicialmente los partidos de ese equipo se trasmitieron a través de UNO TV, el portal de noticias de las empresas de Slim y posteriormente hubo acuerdo con la cadena Fox.
La irrupción de Slim al futbol movió el tapete a quienes tradicionalmente tenían el control del futbol mexicano, sobre todo al grupo de Emilio Azcárraga Jean, cuya televisora se quedó por primera vez en la historia sin uno de los partidos de la Gran Final del futbol mexicano, pues esta fase será disputado por los dos equipos en los que tiene intereses Slim, León y Pachuca.
El hecho mantiene dividido a los especialistas, pues unos critican la multipropiedad, porque atenta contra la credibilidad del futbol en México y otros la defienden, siempre y cuando la practiquen empresas serias y, en ese sentido, los defensores, argumentan que tanto Tuzos como Panzas Verdes son los que mejor trabajo tienen en los diversos niveles del futbol mexicano.
¿Pero, porqué nos interesa hablar de futbol, del Pachuca y León? Nos interesa porque justamente Slim, el grupo Pachuca se ha aliado a otro magnate mexicano que tiene cuentas por cobrar a Televisa, Alejandro Burillo Azcárraga, propietario del Atlante que desde 2007 tiene su sede Cancún y que acaba de descender.
Independientemente de los malos manejos internos que propiciaron el descenso, la directiva atlantista tiene dos veladoras encendidas para permanecer en la Primera División y ambas cuentan con combustible de apoyo desde el grupo Pachuca.
Por un lado está la impugnación por presuntas irregularidades en la venta del Atlas a TV Azteca, que no contó con la aprobación del 80% de los equipos como establece el reglamento y por otro la probable desafiliación del Querétaro.
Como se ve, el futbol es otro de los escenarios de la guerra de las telecomunicaciones, sector en el que, para algunos, Quintana Roo es importante y que si Slim decide asociarse con Burillo para adquirir otra franquicia, que podría ser la de Chiapas, para trasladarla a otra plaza más rentable, definitivamente no sería Tamaulipas, con problemas de inseguridad, ni Acapulco tradicionalmente en poder de Televisa.
Quintana Roo es una plaza importante para Slim: es el estado donde hay más teléfonos fijos y móviles per cápita, es decir, hay más líneas Telcel que habitantes, más las de Telmex. Además, es el estado de la República donde más tiendas Sanborns hay, incluyendo la más grande del país en la Quinta Avenida de Playa del Carmen.
Por si fuera poco, la Fundación Carlos Slim está involucrado en el proyecto turístico que se impulsa dentro de la reserva de la biosfera de Sian Ka’an. Así, el factor Slim que sacude al futbol mexicano también está presente en Quintana Roo. ¿Cuál será el impacto futuro?
Platea
Los permisos para construir la basílica de Santa María del Mar, en el malecón Tajamar, tienen problemas para salir, pues los burócratas de las dependencias relacionadas con autorizarlos no entienden cómo es que un proyecto de ese tipo estará dentro de un complejo turístico-residencial.
Debido a ello, el obispo Pedro Pablo Elizondo Cárdenas aprovechó la reciente visita del presidente Enrique Peña Nieto para pedir su intervención y destrabar los trámites.
“La Iglesia es una torre, no una casa-habitación, y a veces los funcionarios no quieren entender que las iglesias no son casa-habitación”, señaló el Obispo, quien encuadra al mencionado proyecto dentro del segmento denominado turismo religioso, que también pretende impulsar el gobierno federal.
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