Cancún, Q. Roo. — La ejecución de Mario Machuca Sánchez, líder sindical de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Cancún, fue una operación calculada y meticulosamente planeada. De acuerdo con fuentes cercanas a la investigación, los responsables serían sicarios provenientes del centro del país, enviados para cumplir un contrato de alto impacto político y sindical.
La mañana del atentado, Machuca salía de un estacionamiento en la Supermanzana 42 a bordo de una camioneta Chevrolet Tahoe 2024, cuando dos hombres, disfrazados como repartidores de comida rápida, se le aproximaron en una motocicleta. Sin dar margen de reacción, descargaron su arma de fuego y huyeron a toda velocidad.
La ruta de escape: de Cancún a la Zona Hotelera
Investigadores de la Fiscalía General del Estado (FGE) reconstruyeron la fuga gracias a cámaras de seguridad y testigos. Tras abandonar la motocicleta utilizada en el ataque, los sicarios abordaron un vehículo de apoyo que los trasladó a la Zona Hotelera de Cancún.
Fue allí donde un operativo especial, con cateos en hoteles de la zona hotelera de Cancún, permitió localizar pertenencias, dispositivos electrónicos y prendas con rastros balísticos coincidentes con las armas empleadas. Entre el material incautado, se halló información que confirmaba su conexión con grupos criminales asentados fuera de Quintana Roo.
El papel del “perro” de geolocalización
Un dispositivo especializado de rastreo —conocido en el argot policial como “perro”— permitió seguir las señales emitidas por los aparatos electrónicos de los agresores. Esta tecnología logró ubicar su presencia en Cancún durante las horas previas y posteriores al asesinato, para luego trazar su desplazamiento hacia el centro del país, donde se presume que recibieron protección de células aliadas.
Móvil: una guerra por el control sindical
Las investigaciones de la Fiscalía de Quintana Roo apuntan a que el crimen estuvo motivado por una pugna de poder al interior de las estructuras sindicales, donde Machuca representaba un obstáculo para la reconfiguración de alianzas y el control de recursos estratégicos. Su liderazgo y vínculos políticos lo colocaban como una figura clave que, para ciertos intereses, debía ser eliminada.
Detenciones inminentes y apoyo federal
Fuentes de alto nivel señalan que en los próximos días se ejecutarán órdenes de aprehensión contra personajes ligados al ámbito sindical y político local, acciones que —según anticipan— podrían sacudir profundamente el equilibrio de poder en Quintana Roo.
Ante la complejidad del caso y la red de conexiones fuera del estado, la FGE solicitó apoyo al secretario de Seguridad Ciudadana federal, Omar García Harfuch, para robustecer la investigación, coordinar inteligencia y asegurar la captura de los autores intelectuales y materiales.
Mientras tanto, Cancún se mantiene en un clima de tensión y expectativa. La ejecución de Mario Machuca no solo arrebató a la ciudad a uno de sus líderes sindicales más influyentes, sino que destapó una guerra silenciosa donde convergen el crimen organizado y la lucha por el poder político.
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