A decir de Roberto Cintrón Gómez, presidente de la Asociación de Hoteles Cancún y Puerto Morelos (AHCPM), “todo destino turístico en el mundo vive de su reputación y de la percepción que se tenga de ese destino en el mundo; hoy tenemos una imagen muy buena y con base en ello esperamos que regresarán más turistas”.
En exclusiva entrevista para el programa streaming live “Nos Quedamos en Casa” (NQC), conducido por Amir Ibrahim, Carlos Calzado y José Ramírez, el dirigente hotelero habló de la inversión que se realiza en este sector y del reto que implica la reapertura en un escenario que exige inversión y una reapertura gradual.
256 PUNTOS A SANITIZAR EN CADA HOTEL
Con más de 250 puntos de sanitización, 100 de los cuales corresponden a cada habitación, los hoteles en Quintana Roo buscan garantizar al 100% la seguridad sanitaria de sus clientes.
“Desde que los recibimos en el motor lobby, los bellboys les están tomando la temperatura a los huéspedes, les bajan su equipaje de los transportes, no se combina con ningún otro equipaje y se sanitizan todas las maletas hasta las rueditas”, comenzó a explicar Cintrón.
Dijo que luego de ello, se les hace pasar por un tapete que tiene una sustancia sanitizante para que lo que traigan en la suela de los zapatos no vaya a propagar el virus si es que lo traen.
“A la llegada a la recepción se tienen marcas con la sana distancia en el piso, se han puesto micas en las recepciones para garantizar una barrera física entre el recepcionista y el cliente, se les vuelve a tomar la temperatura, se les pide que llenen un cuestionario para saber de dónde vienen, si estuvieron en otro destino durante los últimos quince días, y preguntas sobre síntomas que ellos mismos firman para saber si los tienen o no”, continuó.
Explicó que en muchos casos, ya no se entregan llaves de habitaciones, pues a través de los teléfonos móviles se puede hacer la apertura de las chapas de las habitaciones; en otros casos también el check in se hace de manera electrónica para evitar el contacto con el recepcionista quien también tiene su cubre bocas, su careta… -y apenas estamos en la recepción-, comentó.
ÁREAS PÚBLICAS, PRIORIDAD
Dentro de las instalaciones del hotel, las áreas públicas se sanitizan dos veces por día; muchos con el producto químico que es una especie de nebulizador; lavados de pisos, de paredes; todo lo que son puertas, ventanas se sanitizan constantemente.
Dijo que hacen también, barreras físicas en las mesas de los restaurantes y eliminación de mesas para garantizar la sana distancia.
Dijo que se han habilitado bufetes asistidos en lugar de convencionales; “ahora el bufete es asistido, donde la gente pide lo que quiere en lugar de agarrar con la misma cuchara”.
LA TECNOLOGÍA, UN BUEN ALIADO, AUNQUE ONEROSO
Explicó que también con el uso de aplicaciones como el “Código QR” se ha logrado suplir las cartas en los restaurantes, las cuáles se hacen visibles desde su móvil.
Se realiza también la sanitización de cubiertos y trastes frente al cliente; el uso de cubre bocas, guantes y algunas veces máscaras para los meseros, y este es sólo la percepción que el turista tiene.
LA INVERSIÓN EN SANITIZACIÓN DE HABITACIONES
Dentro de la habitación hay más de cien puntos de sanitización, y al respecto nos explica Roberto Cintrón; “¿de dónde quieres que empiece, de la terraza hacia la puerta de entrada o del piso hasta el plafón; o del aire acondicionado al control remoto de la televisión; o de la llave del baño de la regadera?, hay más de cien puntos que se deben sanitizar en una habitación”, explicó.
“Antes, una camarista en promedio hacía unas doce habitaciones por jornada laboral, hoy lo hemos reducido a siete o a ocho, para garantizar que la limpieza sea más exhaustiva”, dijo.
“El gasto que hemos hecho en la aplicación de todo el protocolo; la compra químicos, la compra de gel anti bacterial, de tapetes para la limpieza de los pies de los clientes, las sanitizaciones que se tienen que hacer en instalaciones de aires acondicionados, todo eso tiene un costo”, subrayó.
EL RETO DE REABRIR EN LA NUEVA NORMALIDAD
Viniendo de un cierre de dos meses, representa un gasto adicional poder abrir, explicó el dirigente quien agregó que el hecho de haber cerrado durante dos meses es un hecho inédito en Quintana Roo, pues en el caso de un huracán, sólo se cierra un par de días.
No obstante, el reto está también en el mantenimiento que requirieron las instalaciones hoteleras al estar cerradas, pues al estar los equipos sin uso, requirieron de un mantenimiento permanente para no perderlos.