Consumado impostor, Greg apela a Dios para tratar de defenderse; sin embargo, él no cree en Dios porque lo usa como escudo para justificar sus tracaladas, lo que es una blasfemia, porque él es aliado del diablo.
Qué bueno que en Argentina ya se le investiga por los delitos de lavado de dinero y defraudación fiscal. Tendrá que responder allá por esos delitos. Su domicilio fiscal ha sido cateado y las autoridades sólo encontraron una habitación vacía. Mintió, como siempre.
El diablo está detrás de Greg, porque sólo así se explica que involucre a su hijo pequeño y a su esposa en sus truculentos negocios. El es un embaucador profesional sin escrúpulos. La ambición guía sus pasos. La ambición lo mueve. La ambición lo alimenta.
Atribuye a envidias la denuncia de sus “cochupos”. ¿Quién lo puede envidiar en una provincia de Argentina?
Eugenio Chagoya define a la palabra “cochupo” como “Término coloquial mexicano que se usa para designar un acuerdo deshonesto, implícito o tácito, mediante el cual, dos personas o más resultan beneficiadas de una acción al margen de la legalidad”.
En este sentido, Greg es un experto en “cochupos” de toda laya. Es también un consumado engañabobos, porque muchos creyeron en él, aunque ya en la actualidad su peso y su influencia política se diluyeron hasta quedar en nada.
Durante el tiempo que presidió el Ayuntamiento de Cancún, se dedicó a favorecer sus intereses personales y de sus compinches, a muchos de los cuales traicionó. Allí está el ejemplo de Carlos Trigos, su ex tesorero preso. Se dice que Trigos ha enviado señales de que pronto hablará para señalar a Greg como el verdadero artífice del saqueo a las arcas municipales.
En su nefasto y nefando período al frente del Ayuntamiento, sólo dos regidores se le enfrentaron con valentía: José de la Peña y Berenice Polanco. Jessica Chávez también votó en contra de algunas de las locuras de Greg.
Ayer, entrevistado en un medio electrónico, no quiso dar a conocer su paradero, pero sí dijo que el diablo lo persigue. ¿Será que ya traicionó también al diablo?
Lo cierto es que el escándalo desatado por la revelación de sus “cochupos” en Argentina ha vuelto a revivir su breve pero perniciosa trayectoria política. Los que ayer lo auparon hoy lo desconocen. Los que ayer le alzaban la mano hoy se desligan de él. Porque apesta. Huele a azufre. Es un sujeto que en mala hora se encaramó en la alcaldía.