Chetumal, Quintana Roo. — El empresario coreano Jay Kim, originario de Cheongju, rompió el silencio y desmintió las acusaciones que la Fiscalía General del Estado (FGE) de Quintana Roo difundió sobre su presunta participación en una red internacional de contrabando y su supuesta propiedad del hotel Luna Caribe, inmueble que las autoridades ligan a una fábrica clandestina de cigarros.
“Solo viví un año en el hotel”
Kim precisó que no es propietario del hotel Luna Caribe y que solo residió allí durante un año, antes de mudarse al fraccionamiento Residencial Andará. Aclaró que su única actividad comercial en la región es una tienda de chanclas en la Zona Libre de Corozal, Belice, completamente ajena a actividades ilícitas.
Sospechas sobre la verdadera propiedad
Mientras la FGE insiste en vincular el inmueble con Jay Kim, fuentes locales señalan que el hotel presuntamente podría pertenecer a Miguel Quintana Pali, principal accionista de Grupo Xcaret, lo que añade una nueva capa de incertidumbre a un caso que ya exhibe lagunas y contradicciones oficiales.
Contradicciones de la fiscalía
La FGE lo acusó de ser el “cerebro” detrás de una red de contrabando que operaba en la frontera sur y lo vinculó a la desaparición de ocho personas de Nayarit, así como al hallazgo de dos cuerpos en Chetumal. Sin embargo, nunca ha presentado pruebas sólidas que acrediten su participación como dueño del inmueble asegurado ni como líder de una organización criminal.
Kim afirma que no ha recibido notificación formal de investigación, lo que deja las imputaciones en el terreno mediático y sin sustento legal claro.
Exige retractación
El empresario asegura que sufre pesadillas a diario desde que la FGE lo exhibió como “líder criminal” y exige que la institución se retracte públicamente de las acusaciones que, a su juicio, han dañado su nombre y puesto en riesgo su integridad.
Una investigación que deja dudas
Las contradicciones de la fiscalía y las versiones encontradas sobre la verdadera propiedad del Luna Caribe erosionan la credibilidad institucional. La exigencia de Kim por una disculpa pública se suma al llamado de ciudadanos a que se esclarezca de una vez la relación del hotel con presuntas operaciones de contrabando.
La pregunta central sigue abierta: ¿podrá la FGE sostener sus señalamientos o tendrá que admitir que un error de investigación y omisiones graves ya dañaron la vida de un inocente?
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