Desde el inicio de la XVI legislatura las cosas para el grupo legislativo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no pintan bien, simplemente porque los enfrentamientos de las tribus al interior del partido no están en paz; primero se enfrentaron los morenos llamados puros contra los morenos híbridos.
Pero el colmo de ese enfrentamiento se da entre el grupo de Luis Alegre Salazar alias “Luigi Happy”, al que pertenecen las diputadas Reyna Durán Ovando y María Fernanda Trejo Quijano, contra el grupo de la senadora Marybel Villegas Pérez al que pertenecen los diputados Édgar Gasca Arceo y Érika Castillo Acosta; todo ellos calificados como bandidos por el electorado.
Lógicamente, el interés de los mandamases de estos grupos es la candidatura a la gubernatura de Morena en el 2022, pues quieren operar desde el Congreso del Estado, de ahí que Reyna Durán haya armado el golpe de estado contra Édgar Gasca para poder quedarse con la coordinación de Morena en la XVI Legislatura y por consecuencia lógica, con la Junta de Coordinación Política. A este golpeteo se une un diputado panista, que habilidosamente juega con ellos cual niños de kinder.
Lo que no se dan cuenta, tanto Luis Alegre como Marybel Villegas es que con estos pleitos evidencian su hambre de poder, aun en contra de los reglamentos del poder legislativo; pero qué les importa el pueblo, lo que ellos quieren es tener los recursos del congreso en el 2020 para poder hacer gestoría (mapacheo) con la gente que llegue al Legislativo.
El colmo es que los morenos se dejen utilizar por estos arribistas, que más que beneficiar al partido lo que hacen es dañarlo en su imagen, pues dejan de cumplir con el precepto de Andrés Manuel López Obrador, “no robar, no mentir y no traicionar al pueblo”.
