Por Alfredo Morales
Los genes priístas que tiene la diputada Érika Castillo Acosta se dejan ver en su agandalle con presidir la Comisión de Movilidad en la XVI Legislatura de Quintana Roo, pues es del dominio público que es hija del exdirigente sindical de taxistas en Cancún y ahora integrante del Comité Nacional de Taxistas, Erik Castillo Alonso, lo que manifiesta un conflicto de intereses; que se queden esperando si piensan que cambiará algo del transporte público.
Pero no debe de extrañarse el electorado del Distrito 6, pues la diputada es discípula de la también expriísta Marybel Villegas Canché, es más, dicen por ahí que la apadrina con la condición de que los taxistas apoyen a la senadora para la gubernatura en el 2022, y a Erika para la presidencia municipal de Benito Juárez.
Se le olvida a la diputada Erika Castillo que está involucrada en un presunto secuestro de un familiar al cual obligaron a ceder una propiedad en Puerto Morelos ante un Notario; pero también tiene junto con su familia, Castillo Acosta, más de 50 placas de TTE, que “heredaron” del gobierno de Roberto Borge Angulo.
Así que aunque se haya ido a Morena, sus prácticas de agandalle, tráfico de influencias y amor al dinero no se le quitarán, muy poco le vale lo que dice el presidente Andrés Manuel López Obrador, “no robar, no mentir y no traicionar al pueblo”.