Chetumal, Q. Roo. — La desaparición del abogado penalista **Raymundo Tamay Chuc**, de 54 años, ha destapado una serie de interrogantes que van más allá de un simple caso de ausencia. Lo que en un inicio parecía un hecho aislado, hoy se perfila como un episodio que conecta de manera inquietante con las redes criminales que operan en la frontera sur de México.
La última vez que fue visto
De acuerdo con la Fiscalía General del Estado (FGE), el pasado sábado 30 de agosto, Tamay salió de su domicilio en Chetumal a bordo de una camioneta Volkswagen Tiguan gris, con placas UVK-937-H. Vestía una playera azul y un short negro. Desde entonces, no se ha sabido nada más de él.
La FGE emitió de inmediato una ficha de búsqueda, en la que describe al abogado como un hombre de tez moreno claro, complexión robusta, 1.70 metros de estatura, cabello negro, lacio y corto, ojos café oscuro, y con dos cicatrices visibles: una en el rostro y otra en el brazo derecho.
El protocolo oficial fue activado, pero en paralelo surgieron versiones extraoficiales que apuntan hacia un trasfondo mucho más complejo.
Una reunión con destino incierto
Fuentes cercanas sostienen que el abogado fue "citado por un sujeto identificado como Bustillos", señalado en la región como un operador con fuertes vínculos con el crimen organizado. Tamay habría acudido a la reunión, pero nunca volvió a casa.
Las sospechas apuntan a una presunta traición. Según estas versiones, Bustillos habría ordenado su desaparición tras considerar que el abogado no cumplió con “favores legales” solicitados, particularmente relacionados con la liberación de integrantes de un grupo criminal detenidos en Belice, acusados de narcotráfico y del trasiego de aeronaves cargadas de droga.
La frontera bajo control criminal
El caso Tamay no puede analizarse sin mirar el contexto de la frontera. Investigaciones periodísticas y fuentes de seguridad coinciden en que la zona libre de Belice se ha convertido en un punto estratégico para el contrabando y el tráfico de drogas.
Reportes recientes indican que desde ese punto se habrían trasladado cargamentos de cocaína y fentanilo hacia México, presuntamente con la complicidad de autoridades aduanales. Además, se ha documentado el uso de camiones de carga para mover mercancía ilícita desde Subteniente López hasta la Ciudad de México.
Lavado de dinero en la capital
La riqueza de quienes controlan estas operaciones no pasa desapercibida. Versiones locales señalan que se ha invertido en restaurantes y bares en Chetumal, utilizando prestanombres para introducir al mercado formal los millones de pesos generados por actividades ilícitas.
La desaparición de Tamay se inserta en este entramado: un abogado penalista que, por su perfil profesional, pudo haberse convertido en pieza clave —o en obstáculo— para intereses criminales en expansión.
La incertidumbre familiar y social
Mientras tanto, la familia del abogado vive en la angustia. Consideran inusual que perdiera contacto sin previo aviso y temen que haya sido víctima de un ataque directo. Han hecho un llamado a la ciudadanía a aportar cualquier información que pueda dar con su paradero.
La FGE, por su parte, exhortó a la población a comunicarse al teléfono **983 835 0050, extensión 1132**, en caso de tener datos útiles para la investigación.
Una desaparición con múltiples lecturas
La ausencia de Raymundo Tamay Chuc se ha convertido en un caso emblemático que refleja la vulnerabilidad de los profesionistas en contextos donde las redes criminales no solo dominan el tráfico de drogas y contrabando, sino que también buscan influencia en ámbitos legales y políticos.
Más allá de la ficha de búsqueda oficial, la desaparición del abogado abre un interrogante mayor: ¿hasta qué punto estas estructuras del crimen organizado se han extendido en el sur de Quintana Roo, y cuántos otros casos permanecen ocultos bajo la sombra del miedo?