Gran tensión se vivió la noche del domingo en la localidad de Altos de Sevilla, municipio de Bacalar, pues en una confrontación de habitantes con agentes policiales un hombre de la tercera edad perdió la vida de un balazo en la cabeza; los habitantes acusan directamente a un policía municipal de accionar su pistola con dolo, en lo que fue un acto criminal producto de un abuso de autoridad.
Tras el lamentable acontecimiento, los pobladores agredieron a pedradas a elementos de la partida de la Policía Estatal Preventiva, quienes tuvieron que huir de Altos de Sevilla al igual que los policías municipales que causaron el deceso, y luego los habitantes bloquearon con piedras y palos el acceso a la localidad para exigir justicia; para controlar la situación fue necesaria la intervención del secretario de Seguridad Pública, Juan Pedro Mercader Rodríguez, quien llegó a la cabeza de un operativo en que participaron policías estatales, municipales y ministeriales.
En el lugar de los hechos un policía estatal que resultó lesionado aseveró que durante un forcejeo con el occiso se activó su escopeta con el lamentable resultado, y que incluso les arrebataron sus armas de cargo, las cuales no aparecieron; pero los pobladores aseguran que fue un elemento de la Policía Municipal de Bacalar el que disparó con dolo a la víctima, que respondía al nombre de Lázaro Pech Cupul, de 60 años de edad, quien intentó intervenir cuando los agentes detenían a un sobrino y habían agredido a otro.
Pero además, policías municipales de Bacalar interceptaron cerca del entronque con la carretera Chetumal – Cancún, la camioneta en que era trasladado el anciano herido de muerte hacia el Hospital Comunitario de Bacalar, y en lugar de prestarles auxilio, detuvieron a los ocupantes del vehículo, y primero fueron a entregarlos a su base y luego se dirigieron con el anciano al nosocomio, donde diagnosticaron su muerte.
Acto arbitrario de los policías
Con relación a los hechos, la versión de al menos 20 pobladores de Altos de Sevilla, localidad ubicada a 45 kilómetros de Bacalar y a una hora 40 minutos de Chetumal, es que ocurrieron aproximadamente a las 22:30 horas del domingo y se trató de un crimen cometido con dolo por un policía municipal que intentaba detener a un sobrino del ahora occiso.
Los testigos aseguran que a esa hora, policías municipales de Bacalar llegaron a esa localidad, provenientes de San Román, y circulaban por las calles con exceso de velocidad y falta de precaución.
“Según andaban persiguiendo a un motociclista, pero al llegar a la ‘Y’ donde se divide el camino hacia Margarita Maza y Otilio Montaño, dieron vuelta y se regresaron por una calle de terracería, y cuando estaban por llegar a la calle principal, a espaldas de la partida de la Policía Estatal, frenaron tan bruscamente que dejaron el quemón de llantas marcado”, dijo un testigo.
“Estábamos en la tienda Diconsa cenando varias personas cuando vimos lo que sucedió; detuvieron a Alfredo Natanael, y su primo Eliseo -que estaba con nosotros- al ver que se trataba de su primo fue para platicar el por qué lo detenían, pero de igual forma lo agredieron a golpes y tiraron al piso”, agregó el informante.
“De ahí salió don Lázaro, y vimos cuando le dispararon por uno de los policías; sólo vimos que cayó en el zacate y sangraba de su cabeza sin que respondiera; por eso fue que los que vimos, todos comenzamos a gritar y la gente se fue acercando para no dejar que escaparan los policías, y en eso llegaron los estatales, mientras los municipales se escapaban”, abundó.
Se pudo averiguar que al escuchar los disparos, dos policías estatales establecidos en esa comunidad, a escasos 30 metros del lugar de los hechos, acudieron en apoyo de los agentes preventivos municipales, pero al llegar, éstos lograron salir y darse a la fuga, mientras que los pobladores arremetieron contra ellos.
Después de que los policías municipales y estatales huyeron de la reacción furiosa de la gente, los testigos subieron al señor Lázaro Pech a una camioneta tipo Voyager para que lo llevaran al Hospital Comunitario de Bacalar; “pero nosotros ya sabíamos que no iba a vivir si le dieron un balazo en la cabeza, y tomamos el acuerdo de cerrar la carretera para que no entraran al pueblo los policías”, acotó uno de los entrevistados.
Alfredo Natanael Pech Cen, el primer detenido, por su parte relató: “Yo iba caminando a la tienda Diconsa a comprar unas tortas para cenar, pero me espanté cuando escuché que quemó llanta una camioneta, y al voltear me di cuenta que eran policías municipales; uno de ellos me dijo ya te llevó la chingada, ya te reconocí puto chamaco”.
“Se acercó a mí y me dio una cachetada, luego vino otro y también hizo lo mismo, pero me pegó en mi ojo, el cual me abrieron y me echaron gas lacrimógeno; yo no podía ver y preguntaba cuáles eran mis hechos, pero me seguían golpeando; de ahí le grité a mi primo Eliseo, soy ‘Tuyo’, le dije, y vino para tratar bien las cosas, pero también lo golpearon y lo tiraron al piso, donde siguieron pegándole”, explicó.
“Mi primo vino a tratar bien las cosas, pero los polis no sé qué tenían, y entre dos lo golpearon; de ahí viene mi otro tío, Lázaro, y sin decir nada, pum, le meten un disparo aquí en la cabeza y pues nosotros no tenemos ningún hecho; yo quiero saber cuáles son mis hechos, eso es todo”, concluyó su narración.
Mientras que Eliseo Chimal Pech, por su parte, señaló que estaba en el puesto de antojitos al lado de la tienda Diconsa con su tío Lázaro Pech Cupul, cuando llegó Alfredo Natanael a bordo de su motocicleta roja para comprar unas tortas, pero detrás de él venían patrullas de la Policía Estatal y Municipal Preventiva, quienes abordaron a esta persona.
Por eso Eliseo se asomó a la esquina para ver qué sucedía y vio que 5 policías lo detenían, y al acercarse para pedirle que dejaran a su primo, le dijeron que se alejara, por lo que también lo agredieron, le echaron gas lacrimógeno en la cara y lo arrojaron al suelo; por eso se acercó su tío Lázaro Pech Cupul, quien también pidió que lo dejaran de golpear.
“También a él le rociaron gas en la cara y vi cómo el policía sacó su pistola y le disparó en la cabeza a sangre fría; por eso fueron agredidos por la gente, mientras que en la camioneta tipo Voyager de color azul, de mi primo Rolando Chimal, subimos a mi tío, quien aún respiraba, y se lo llevaron entre varios no sé a qué hospital”, narró Eliseo.
De igual forma, Paulino Lucero Castro, propietario del predio donde se suscitaron los hechos, señaló que estaba acostado junto con su esposa cuando escucharon el escándalo; al salir vio que tenían sometidos a los dos primos y vio como le dispararon al tío de ambos, Lázaro Pech Cupul.
“Incluso allá en la pared de la casa de material, a un lado de la ventana, pegó una bala, ahí lo puedes ver; y al ver esto me puse mi pantalón y camisa y salí para ayudar a mi vecino, que ni siquiera estaba armado; por eso la gente se enojó y arremetió contra los policías y después bloquearon el acceso al pueblo para que no salieran”, dijo.
Fue accidental, dicen agentes estatales
Dos policías estatales de la partida de la localidad, que acudieron en apoyo de los municipales pero fueron agredidos por los pobladores y tuvieron que salir huyendo del poblado por el camino alterno hacia Blanca Flor, establecidos en esa comunidad, aseguraron a sus jefes en el lugar de los hechos, por su parte, que el disparo fue accidental, en un forcejeo con el anciano de 60 años.
Inclusive aseguraron que pobladores les arrebataron sus armas de cargo, una escopeta Winchester tipo chaquetera y una pistola calibre 9 milímetros, las cuales no aparecieron por ningún lado.
Esta es la versión de los policías estatales, quienes establecieron que al llegar al lugar fueron agredidos por la multitud, y que durante un forcejeo con el ahora occiso, Lázaro Pech Cupul, se accionó la escopeta, la cual supuestamente tenía cartuchos de derribe, proyectiles que se alojaron en el cráneo del campesino y le originaron la muerte.
El comandante de la partida logró correr e ir por la patrulla, pero su compañero fue agredido a pedradas por los pobladores, por lo que regresó por él para huir del lugar y evitar ser atacados por los habitantes que estaban fuera de control.
Luego que los policías se fugaron, lo primero que hicieron los pobladores fue trasladar a Lázaro Pech a bordo de una camioneta tipo Voyager hacia el Hospital Comunitario de Bacalar, pero para su mala fortuna, cuando estaban por llegar al entronque con la carretera federal Chetumal-Cancún, fueron detenidos por policías municipales.
Tras someterlos y esposarlos, sin importarles que en el interior llevaran al lesionado por arma de fuego, primero trasladaron a los detenidos.