Ciudad de México. En una sesión maratónica y cargada de tensión política, la mayoría legislativa encabezada por Morena y sus aliados del Partido Verde y del Partido del Trabajo aprobó en lo general el Presupuesto de Egresos de la Federación 2026, sin aceptar una sola modificación de la oposición.
El monto global del gasto público supera los 10 billones de pesos, lo que representa un incremento de casi 6 por ciento respecto al año anterior. Sin embargo, más allá de la cifra, el debate se centró en la forma: la bancada oficialista impuso su mayoría absoluta, cerrando el paso a toda propuesta alternativa.
Desde la oposición, legisladores del PAN, PRI y Movimiento Ciudadano acusaron a Morena de utilizar el presupuesto como herramienta política para favorecer a programas clientelares y castigar a gobiernos estatales que no comulgan con el proyecto de la Cuarta Transformación. Señalaron además recortes graves en áreas como salud, seguridad pública y educación, mientras se fortalecen partidas destinadas al Ejército y a programas sociales del Ejecutivo federal.
El bloque oficialista, por su parte, defendió el dictamen asegurando que el presupuesto consolida el “Estado de bienestar” y garantiza los recursos para las pensiones, becas y apoyos sociales, pilares del actual gobierno. “Este presupuesto pone primero al pueblo y elimina el dispendio del pasado”, argumentaron los legisladores morenistas, mientras la oposición acusaba un manejo autoritario y centralista del gasto.
La sesión estuvo marcada por protestas, pancartas y reclamos desde la tribuna, evidenciando un Congreso cada vez más polarizado. En el fondo, lo que se disputaba no era solo el destino de los recursos, sino el modelo de país: uno donde el poder se concentra en el Ejecutivo o uno que reparte responsabilidades entre los distintos niveles de gobierno.
Con esta aprobación, Morena y sus aliados reafirman su control político sobre el rumbo económico de México. El presupuesto 2026 no solo define cifras, sino también prioridades, y deja claro que el proyecto de la 4T seguirá imponiendo su visión, aun a costa del consenso.



