Ciudad de México. Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla enfrentan hoy lluvias extremas, deslaves, inundaciones y daños graves, todos sin un seguro catastrófico vigente que ampare sus riesgos naturales.
El descuido más caro
En Veracruz, la póliza que cubría huracanes, sismos, inundaciones y deslizamientos expiró el 30 de mayo y no fue renovada. En su lugar, el gobierno estatal optó por crear una nueva entidad llamada Aseguradora Veracruzana de Servicios Integrales, que aún no opera. El resultado: un estado altamente vulnerable, sin respaldo técnico ni financiero para enfrentar sus amenazas naturales.
En Hidalgo, la administración sustituyó su seguro por un fondo de emergencia de apenas 140 millones de pesos, una cantidad mínima frente a los daños registrados en municipios como Tulancingo, Metztitlán y Huejutla. En San Luis Potosí, simplemente dejaron vencer la póliza, pese a que la Ley de Protección Civil obliga a mantener mecanismos de transferencia de riesgo.
En Querétaro y Puebla, las coberturas vigentes son insuficientes y condicionadas a pagos locales o fondos de contingencia sin planeación ni respaldo real a largo plazo.
Irresponsabilidad institucional
Este abandono no es un error administrativo sino una decisión política que prioriza la apariencia y el ahorro inmediato por encima de la prevención. Cuando un gobierno permite que venzan sus seguros catastróficos, renuncia a su deber más básico: proteger a su población y prepararse para lo inevitable.
Las consecuencias se traducen en tragedia. Ante un desastre, no hay recursos ni respuesta efectiva. Las comunidades deben recurrir a colectas, donaciones o improvisar con fondos locales insuficientes. Los gobiernos estatales, en los hechos, han abdicado su responsabilidad.
Conclusión
Los fenómenos meteorológicos intensos ya no son hechos aislados sino una constante en el nuevo escenario climático. No basta con actualizar atlas de riesgo o reforzar drenajes; también se requiere mantener instituciones sólidas y seguros vigentes que garanticen una respuesta inmediata.
Al dejar vencer sus seguros, los gobiernos de Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla cometen una doble falta: incumplen su obligación de proteger a la sociedad y trasladan el peso del desastre a los ciudadanos. No es el clima el que mata, es la negligencia institucional.



