En los últimos dos días, sin contar hoy, Cancún ha sido testigo de 14 ejecuciones, hechos violentos que ensombrecen el periodo vacacional.
Es inevitable no tener miedo y pensar que en cualquier momento un conocido o uno puede estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.
El argumento de las corporaciones policiacas municipales es que "entre los malos se están acabando entre sí" y exhiben un absoluto y total desinterés porque mejoren las cosas.
Por ejemplo, la tan "cacareada" caseta de policía en el Crucero es solamente un "elefante blanco" en cuyo interior no hay nada.
Los dos policías que a medias son asignados para estar ahí no cuentan con radio de comunicación, teléfono ni lo indispensable para hacer su trabajo.
Ni siquiera hay un baño para hacer sus necesidades básicas.
Ahí en el Crucero esa caseta no sirve para nada porque no se logró el objetivo de inhibir a la delincuencia y la muestra está en que en tan solo tres días han matado a cinco personas ahí.
Por otro lado, los medios de comunicación luchan por ser el primero en tratar de decir cuántos murieron, buscando la cifra de los últimos ejecutados pero en su mayoría se quedan ahí, en la superficie y no profundizan en el análisis sobre lo que no se está haciendo o se ha dejado de hacer.
Informar es lo primordial pero el tema de la inseguridad va más allá de anunciar una nota roja.
Lo ideal sería que no pasara nada malo en Cancún ni en ningún otro punto, pero el mundo perfecto no siempre existe.
LA ESTOCADA
Primero fue el pasto sintético y ahora una foto de Acapulco en el mural la Línea de Tiempo en Cancún. Alguien no hizo bien su trabajo y los jefes no lo supervisaron tampoco. Mal por el ayuntamiento de Benito Juárez.